lunes, 4 de abril de 2011


ALGUNAS VECES CÓMO ESTA NOCHE EL DEMONIO SE APODERA DE MI ALEGRIA Y ME CONVIERTE EN ALGUIEN DESGANADA, SIN SUEÑOS, IGUAL A ELLOS… SIN PASIÓN, SIN EMOCIÓN, SE ROBA MI DULZURA, ME DISTORSIONA EL AURA Y DEMACRA MI ROSTRO ANGELICAL




lunes, 20 de diciembre de 2010

Prospecto


Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
Soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
Comparezco ante los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
disolverme bajo la lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un poco de agua.

Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad química.

Eres todavía un hombre joven,
deberías sentar la cabeza de algún modo.
¿Quién ha dichoque la vida hay que vivirla arriesgadamente?

Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecido
por haber caído de pies.
Véndeme tu alma.
No habrá más comprador.
Ya no hay otro demonio.

Wislawa Szymborska

lunes, 19 de octubre de 2009

domingo, 18 de octubre de 2009

LO PEOR DEL AMOR CUANDO TERMINA


Lo peor del amor cuando termina
son las habitaciones ventiladas
el puré de reproches con sardinas,
las golondrinas muertas en la almohada.

Lo malo del después son los despojosque
embalsaman el humo de los sueños,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástole ni dueño.

Lo más ingrato es encalar la casa,
remendar los pecados veniales,
condenar a la hoguera los archivos.

Lo atroz del pasión es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos…


Joaquin Sabina

sábado, 8 de agosto de 2009

Son estas marcas y cicatrices queridas las que me abrirán las puertas del Paraíso


El guerrero de la luz recuerda un fragmento de John Bunyan: "Aun cuando haya pasado por todo lo que pasé, no me arrepiento de los problemas en que me metí, porque fueron ellos los que me condujeron hasta donde deseé llegar. Ahora, todo lo que tengo es esta espada, y la entrego a cualquiera que desee seguir su peregrinación. Llevo conmigo las marcas y las cicatrices de los combates; ellas son testimonio de lo que viví y recompensas de lo que conquisté. "Son estas marcas y cicatrices queridas las que me abrirán las puertas del Paraíso. Hubo una época en la que viví escuchando historias de hazañas. Hubo otras épocas en que viví simplemente porque necesitaba vivir. Pero ahora vivo porque soy un guerrero y porque quiero un día estar en la compañía de Aquel por quien tanto luché".

miércoles, 15 de julio de 2009

INSTANTE MÁGICO


Podemos creer que todo lo que la vida nos ofrecerá mañana es repetir lo que hicimos ayer y hoy. Pero, si prestamos atención, percibiremos que ningún día es igual a otro. Cada mañana trae una bendición escondida; una bendición que solo sirve para este día y que no puede guardarse o desaprovecharse. Si no usamos este milagro hoy, se perderá. Este milagro esta en los detalles de lo cotidiano; es preciso vivir cada minuto porque allí encontramos la salida de nuestras confusiones, la alegría de nuestros buenos momentos, la pista correcta para la decisión que ha de ser tomada. No podemos dejar nunca que cada día parezca igual al anterior porque todos los días son diferentes. Presta atención a todos los momentos, porque la oportunidad, el “instante mágico”, esta a nuestro alcance.

domingo, 12 de julio de 2009

ORFEO Y EURÍDICE


Orfeo, teólogo, poeta y célebre músico, era hijo de Eagro, rey de Tracia.Desde su juventud se aplicó a estudiar la religión y recorrió Egipto para consultar a los sacerdotes de este país y ser iniciado por ellos en los misterios de Isis y Osiris. Después visitó Fenicia, el Asia Menor y Samotracia, y de vuelta a su país natal dió a conocer a sus compatriotas el orígen del mundo y de los dioses, la interpretación de los sueños y la expiación de los crímenes, e instituyó las fiestas de Baco y de Ceres. Enseñó a los griegos sabios conocimientos de astronomía, cantó la guerra de los Titanes, el rapto de Perséfone a manos de Hades y los trabajos de Hércules, y fue considerado como el padre de la teología pagana.


La música le servía de solaz y descanso en sus ocupaciones. Antes en Grecia solamente se conocía la flauta; él inventó la lira, o más correctamente, perfeccionó el instrumento ideado por el dios Apolo, añadiéndole dos cuerdas. Su voz, unida al sonido de este instrumento embelesaba a hombres y dioses y la naturaleza al completo se conmovía a sus acordes. Osos y leones se acercaban a lamerle los pies, los ríos retrocedían a su nacimiento para escucharle, las rocas se animaban y corrían a su encuentro.


Todas las ninfas admiraban su talento, seguían sus pasos y deseaban tenerle por esposo. Pero solamente Eurídice, cuya modestia igualaba a sus encantos, le pareció digna de su amor y la tomó por esposa siendo por ella correspondido. Pero su felicidad no fue duradera. Un día que Eurídice huía de la persecución de que era objeto por parte de Aristeo, hijo de Cirene, fue mordida en el talón por una serpiente y esta herida le causó la muerte. Orfeo quedó inconsolable, y después de haber intentado sin éxito ablandar a las divinidades celestiales, no dudó en descender a los infiernos para implorarle al dios de los muertos que le devolviera a su querida compañera.
Sobre las riberas de la laguna Estigia clamó con acentos tan dulces y enternecedores que los habitantes del Ténaro no pudieron contener sus lágrimas ante tal desgracia y el mismo Hades se sintió conmovido. El dios llamó a Eurídice, que se encontraba entre las sombras llegadas recientemente; la ninfa se acercó y le fue concedido partir con Orfeo, pero bajo la condición de que él no volvería la cabeza para mirarla hasta que hubieran rebasado los límites del reino de los muertos. Orfeo había alcanzado ya la salida cuando, incapaz de resistirse a la impaciencia de contemplar a su mujer, se vuelve hacia ella. Pero Eurídice se hallaba aún a unos pasos por detrás de él y en ese mismo instante le es arrebatada. Ella le tiende los brazos y Orfeo trata de abrazarla, pero solamente alcanza a estrechar una huidiza neblina y únicamente escucha un largo suspiro y un adiós eterno.


Destrozado por esta nueva desgracia, intentó en vano penetrar por segunda vez en la mansión de los muertos; pero Caronte, el inflexible barquero, se negó a transportarle y Orfeo estuvo siete días a orillas del Aqueronte sin probar alimento alguno, inundados sus ojos en lágrimas y consumiéndose de dolor. Finalmente, y después de haber censurado mil veces la barbarie del dios de los infiernos, se retiró al monte Rodope, en Tracia, sin otra compañía que los animales que amansaba con su canto.


Las mujeres que habitaban en aquella región salvaje intentaron en vano endulzar sus añoranzas y llevarle a un segundo matrimonio, pero él desoyó siempre sus ruegos y se mostró sordo a su amor. Irritadas por este rechazo, esperaron el día en que se celebraban las fiestas de Baco para tener ocasión de vengarse. Entonces, armadas con tirsos, corrieron al monte Rodope y lo asaltaron por todos los flancos. Su griterío y el ruido de los tambores apagaron la voz de Orfeo, lo único que habría sido capaz de aplacar sus iras; después le atacaron furiosas, y a pesar de los esfuerzos que Orfeo hizo para calmarlas, ellas destrozaron sus cuerpo en pedazos.